Con vergüenza, Kicillof acude al FMI buscando aprobación

La intención del joven ministro de Economía es hacer la resistida auditoría del FMI a la economía argentina, pero sin costos políticos para Cristina Fernández, que al igual que Néstor siempre se negó a cumplir con esa exigencia de pertenecer al organismo. La movida es muy parecida a la que intentó en 1973 José Ber Gelbard, ministro de Hacienda de Perón que hacía que la misión del Fondo durmiera en Montevideo. La gestión secreta de Kicillof es confirmada por el diario oficialista BAE, muy cercano al ministro, que también confirma la intención del funcionario de que los técnicos del FMI no participen de la auditoría de las cuentas públicas argentinas, punto crucial para el arreglo con el Club de París. Las conversaciones del ministro ocurren cuando la titular del Fondo, Christine Lagarde, respondió declaraciones de Jorge Capitanich: “No decimos ni hacemos las cosas a la ligera” y se conoció un informe del FMI muy crítico sobre la economía argentina y su alta inflación.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- Este viernes (11/04) el diario Clarín afirma que el ministro de Economía,Axel Kicillof, está llevando adelante una gestión secreta ante el FMI para que la Argentina pueda volver a endeudarse y a la vez se destrabe un acuerdo con el Club de París, que exige la participación del organismo. Según el matutino, Kicillof les llevó a los integrantes del Fondo sus logros en materia de ajuste económico y las próximas medidas en ese sentido. El joven funcionario habría comprendido que una misión del Fondo Monetario es ineludible en el marco del artículo IV que nuestro país no cumple desde que Néstor Kirchner canceló la deuda con el FMI, pero no se alejó de la entidad. Por lo tanto, pretende apelar a una vieja experiencia de la historia del peronismo cuando en 1973 José Ber Gelbard, ministro de Hacienda de Juan D. Perón que hacía que la misión del Fondo Monetaria Internacional durmiera en Montevideo. Un absurdo que en este caso se tradujo en un pedido de Kicillof para que esa visita no le genere un costo político a Cristina Fernández.
La versión es confirmada también por el diario oficialista BAE, muy cercano a Kicillof, cuando afirma que “el titular del Palacio de Hacienda les expresó a los técnicos del FMI que quiere evitar que ellos participen de la auditoría de las cuentas públicas argentinas, un punto que es fundamental para que los acreedores nucleados en el Club de París aprueben el 28 del mes próximo la oferta que hizo Economía”.
BAE hace hincapié en la defensa de la medición del PBI, para evitar el pago del Cupón PBI, pero lo central es que el Gobierno acude al Fondo para poder volver a endeudarse. El objetivo es lograr la aprobación de préstamos a más tardar a mitad de este año, cuando se cree irá languideciendo el efecto de las medidas adoptadas desde enero con la brusca devaluación del peso.
Todo ocurre cuando la titular del Fondo, Christine Lagarde, respondió declaraciones de Jorge Capitanich: “No decimos ni hacemos las cosas a la ligera” y se conoció un informe del FMI muy crítico sobre la economía argentina y su alta inflación.
Volviendo al artículo de Clarín, ese medio informa que Kicillof adelantó las medidas del ajuste que tomará próximamente y sondeó la posibilidad de que el Fondo colabore con el equipo económico en su plan para volver a endeudarse y permitir reforzar las alicaídas reservas. La gestión tiene un objetivo: buscar una fórmula para cumplir con la auditoría de la economía argentina con el menor costo para Cristina.
El plan del ministro es una copia del que propuso sin suerte Amado Boudou a fines del 2011: hacer un ajuste y amigarse con los banqueros internacionales. Boudou intentó –como Kicillof hoy– permitir la revisión bajo el Articulo IV del FMI. Pero fracasó, porque lo enfrentó Guillermo Moreno y después lo tumbó el caso Ciccone.
El Fondo Monetario bendijo y mostró su beneplácito con la orientación del ajuste ortodoxo que aplica Kicillof. También comunicó que estaría dispuesto a no cuestionar “el relato” del Gobierno, mientras en la práctica sigan con el ajuste que Kicillof lleva adelante como ministro.
Christian Lagarde transmitió su disposición a aceptar discursos para el frente interno de la Argentina, en la medida en que la Presidenta ejecute las correcciones comprometidas.
Aunque un grupo de funcionarios en Washington y el Club de París consideran que lo más adecuado ahora es no acordar nada con la Presidenta y esperar al próximo gobierno para alcanzar convenios duraderos.
Hasta aquí los párrafos salientes de la nota del periodista Marcelo Bonelli. Ahora la visión del oficialista BAE, en sus puntos salientes:
El ministro de Economía, Axel Kicillof, le planteó al FMI que no modificará la estimación del crecimiento del PBI del año pasado y defendió las estadísticas argentinas.
El titular del Palacio de Hacienda les expresó a los técnicos del FMI que quiere evitar que ellos participen de la auditoría de las cuentas públicas argentinas, un punto que es fundamental para que los acreedores nucleados en el Club de París aprueben el 28 del mes próximo la oferta que hizo Economía.
Conjuntamente, el economista aprovechó para defender las nuevas mediciones del Índice de Precios al Consumidor (IPCNu), y pidió que se revea la inédita moción de censura que aplicó al INDEC el Fondo en febrero del año pasado.
Cabe recordar que Argentina aún no cuenta con la alianza país (CPS, por sus siglas en inglés) con la Argentina desde julio de 2012. Este programa contempla créditos por u$s 3.000 millones. El objetivo del Gobierno es lograr la aprobación de estos préstamos a más tardar a mitad de este año. En este sentido, se comprende que Kicillof apenas llegado a Washington haya mantenido una reunión en la sede del Banco Mundial con los principales directivos de esta entidad.

Uno de los más fuertes opositores a autorizar estos créditos es Estados Unidos, quien tiene una posición dominante en el directorio del Banco Mundial. Las críticas de la administración Obama hacían eje en las estadísticas argentinas y el no pago al Club de Paris, ambos temas en vías de solución.
Si bien siempre el gobierno, especialmente desde el 2006 cuando saldó la deuda de casi 10.000 millones de dólares con el FMI, fue muy crítico hacia las políticas de este organismo multilateral, lo cierto es que nunca dejó de ser miembro ni de participar de las reuniones tanto la Anual como la de Primavera.
En realidad, las críticas al Fondo pasan por las políticas económicas que recomiendan que, a juicio del Gobierno, entre otros factores "no permiten el crecimiento de un país".
Esta diferencia de criterio es lo que también contribuyó para que no autorizar a los técnicos del Fondo a que lleven a cabo el informe correspondiente al artículo IV.

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