Un drama en la Argentina K: Más pobres y más indigentes
Los debates teóricos no resuelven la carencia de políticas públicas efectivas por parte de sus gobernantes. La única verdad consiste en que la movilidad social descendente durante el kirchnerismo, explicó el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana.
por ISAAC RUDNIK y MARCELO MAQUEDA
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Hambre y pobreza no son sinónimos, aunque así lo haya intentado relatar la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La FAO (Food and Agriculture Organization) define el hambre como sinónimo de desnutrición crónica. Esto es, el proceso por el cual las reservas orgánicas que el cuerpo ha ido acumulando mediante la ingesta alimentaria se agotan debido a una carencia calórico-proteica, retrasando el crecimiento de fetos, infantes, niños y adolescentes.
Esta situación se presenta con niveles muy altos (arriba del 35%) en países como Haití, Namibia y Zambia, y en un escalón más abajo (25% a 34,9%) Afganistán, Yemen, Etiopía, entre otros. La situación Argentina es este marco es totalmente diferente. Los niveles de hambre se encuentran según, la FAO, debajo del 5%. Lo mismo que ocurre con Brasil, Alemania o Francia.
Una vez establecida esta aclaración, es sumamente necesario conocer cuál es el mapa de la pobreza e indigencia en nuestro país, antes de realizar un juicio de valor o comparación al respecto.
Sin bien debe interpretarse que quién se encuentra en situación de pobreza no se alimenta correctamente, son aquellas personas que se encuentran en situación de Indigencia quienes carecen de los ingresos suficientes para alimentarse con lo mínimo indispensable (CBA – Canasta Básica Alimentaria) durante un mes.
En ese sentido, según el IBP (Índice Barrial de Precios) la indigencia alcanza al 7,6% de la población del Conurbano Bonaerense (820.000 personas) no cubre sus necesidades básicas de alimentación (4° trimestre 2014). Se registra un crecimiento en este sentido de 73,75% en los últimos cuatro años (348.094 nuevos indigentes). En otras provincias como el Chaco llega al 14,46%, en Corrientes al 10,49%, en Salta al 8,63%, y en Mar del Plata al 7,55%.
La pobreza, según el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), es definida como “la falta de acceso o dominio de los requisitos básicos para mantener un nivel de vida aceptable; con lo que un pobre sería aquel que carece de comida, o no tiene acceso a una combinación de servicios básicos tales como educación, salud, agua potable, cloacas, etc. (…) La pobreza no es solo una condición económica, esto es la carencia de bienes y servicios necesarios para vivir, como son los alimentos adecuados, el agua, la vivienda o el vestuario, sino también la falta de capacidades para cambiar estas condiciones”.
Es real que existe en el mundo un debate a nivel académico sobre las técnicas metodológicas ideales o apropiadas para medir la pobreza. Desde aquellos países que toman sus estadísticas a partir de la llamada Línea de Pobreza o Pobreza Absoluta (que es la que tomamos para la medición en nuestro país), establecida por el porcentaje de la población cuyos ingresos no alcanzaban a cubrir el costo de una Canasta Básica Total (CBT); los que la miden a partir del método de Pobreza Relativa (Alemania), que entiende que el pobre lo es en relación con los ingresos del resto de la población, aún si con sus ingresos puede cubrir completamente sus necesidades; también está el método conocido como Enfoque Directobasado en una concepción de la pobreza como “necesidad”, según la cual es pobre quién carece de los bienes y servicios materiales requeridos para vivir y funcionar como miembro de la sociedad. Su método de medición son las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). En nuestro país, la UCA utiliza una medición similar.
Sin embargo, estos debates, pueden ser importantes pero inoperantes sino sirven para que los gobiernos acierten con políticas públicas efectivas para resolver las carencias de aquellos que las sufren.
Lo que ven millones de argentinos, es que a la hora de ir al mercado del barrio, los precios suben y la plata no alcanza. En el Conurbano bonaerense, en los últimos cuatro años la cifra de personas pobres ha aumentado un 30,6%, según los datos que surgen de cruzar los resultados del IBP (Indice Barrial de Precios) con la EPH (Encuesta Permanente de Hogares) que publica el INDEC. Esto quiere decir que hubo 751.263 nuevas personas pobres.
Evolución de la Pobreza y la Indigencia en el conurbano de Bs. As.:
2011
Pobreza, 2.456.999 (24,20%)
Indigencia, 471.978 (5,60%)
2014
Pobreza, 3.208.262 (29,72%)
Indigencia, 820.072 (7,60%)
Pero no sólo en esa región aumentaron la pobreza y la indigencia en los últimos años.
En Tucumán desde diciembre 2011 al mismo mes de 2014 los habitantes por debajo de la línea de pobreza subieron del 32% al 33,01% de la población, lo que significa que hay 21.800 personas más que revistan en esa situación.
En Salta desde diciembre de 2012 hasta fin del año 2014 la pobreza de incrementó un 27,89%. En dos años hay mas de 55,000 salteños que pasaron a ser pobres.
En Mar del Plata (municipio bonaerense de General Pueyrredón) la pobreza alcanzó en el último diciembre al 24,48% mientras que dos años antes era el 20,10%, lo que implica que entre los que viven en esa ciudad ahora hay 27.805 personas pobres más.
En la ciudad de Corrientes en sólo doce meses diciembre 2013/diciembre 2014 se sumaron 6293 personas al número de personas consideradas pobres.
No es casual que en todas estas ciudades en los últimos tiempos (hay diferentes años comparativos con el 2014, porque son en los que empezamos a contar con datos propios) haya aumentado el número de personas estacionadas por debajo de la línea de pobreza, generándose una verdadera movilidad social descendente.
Es que en el mismo lapso, hasta diciembre 2014, los precios de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) no dejaron de crecer. Desde diciembre de 2011 la CBA registró una variación de 121,23% (+$1.567), situándola cuatro años después en $2.859 (hoy está valorizada en $3.079,89).
A su vez, el Salario Mínimo Vital y Móvil aumentó solo un 95,65%; la Jubilación Mínima (que recibe el 71% de los jubilados) aumentó apenas por encima de aquella línea, un 124,69%. La discusión en este caso está puesta en el valor insuficiente del piso de la jubilación ($2.757); los planes sociales que reciben miles de cooperativistas registraron un alza de solo 116,67%, llevando el valor de $1.200 (congelado entre 2009 y 2012) a $2.600 (2014).
El único aumento considerable para este período fue el de al AUH (Asignación Universal por Hijo), que pasó de $220 a $837 (280,45%). Sin embargo, esa cifra sólo alcanza para cubrir la dieta mínima de alimentación de un niño (entre 12 y 14 años) para no ser indigente.
Los niveles de pobreza para el 4° trimestre de 2014, indican que el 29,7% de la población del conurbano se encuentra en situación de pobreza, lo que equivale a 3.208.262 personas. Bien podríamos decir entonces, que uno de cada tres habitantes del Conurbano Bonaerense es pobre. Niveles similares a los que se tenían en la década de los '90.
No es necesario, entonces, un debate metodológico para entender que la pobreza estructural que presenta nuestro país desde hace tres décadas – después de un descenso en los primeros años del kirchnerismo, se estacionó en porcentajes cercanos al 30/35%- es tan real como la carencia de políticas públicas efectivas para combatirla. Es elemental reconocer la existencia del problema para encontrarle una solución. Mientras se niegue la pobreza, no se tomarán las medidas necesarias.
Recuperar el INdEC (intervenido desde el año 2007), y recuperar las estadísticas que reflejen la realidad que viven los argentinos y argentinas, sería un gran paso adelante.
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