Ella no es mufa pero... Hollande recibió a Cristina, y luego perdió
En Francia, resultados históricos del Frente Nacional. Abstención récord, rozando el 40%. Severo voto de castigo a François Hollande y a los socialistas. Y victoria global, sin grandes conquistas, del centro-derecha. Esos son los principales mensajes que deja la primera vuelta de las elecciones municipales francesas celebradas este domingo 24/03. El hartazgo del electorado con el Ejecutivo socialista y la desafección con el sistema político se manifestaron desde los primeros resultados. El paso de las horas dibujó un castigo a los socialistas más duro de lo previsto por los sondeos, con hundimiento en Marsella e inesperada derrota parcial en París, y un nítido avance del Frente Nacional (FN), que sitúa a sus candidatos en cabeza en una decena de ciudades –Perpiñán, Aviñón, Forbach, Béziers, Fréjus-, y sobre todo en Hénin-Beaumont, el feudo de su líder, Marine Le Pen, donde el FN ganó la alcaldía en el primer turno al superar el 50% de los votos.
Pasada la medianoche del domingo 23/03, el ministro del Interior, Manuel Valls, ofreció el panorama general de este domingo: el Frente Nacional obtuvo el 4,65% de los votos; las candidaturas de centroderecha, el 46,5%; y la izquierda el 37,7%.
Según las primeras estimaciones de todas las cadenas de radio y tv francesa, las derechas estarían ganando la primera vuelta de las elecciones municipales, marcadas por una fuerte abstención y un subida muy importante de la extrema derecha.
Según las estimaciones del diario conservador Le Figaro, las derechas moderadas habrían conseguido en torno al 45 % de los votos nacionales, mientras que las izquierdas habrían conseguido un 40 % de los votos. La extrema derecha y la extrema izquierda habrían conseguido entre el 7 % y el 1 %.
Esas estimacionales, nacionales, necesitan de muchos matices locales, ya que en Francia hay más de 36.000 municipios. La derecha tradicional espera ser mayoritaria en la Francia profunda, mientras que la izquierda socialista espera ganar en París y las grandes ciudades.
Siendo muy provisional, la tendencia de las primeras estimaciones oficiosas parece confirmar un voto de rechazo contra el gobierno del presidente François Hollande. Ante la 2da. vuelta, la semana que viene, los votos del Frente Nacional (FN, extrema derecha) de Jean-Marie y Marine Le Pen, pudiera dar un vuelco imprevisible. Históricamente, la extrema derecha francesa ha preferido el triunfo de la izquierda, en detrimento de la Unión por un Movimiento Popular (UMP, derecha tradicional).
La derecha aventaja a la izquierda en la 1ra. ronda de las elecciones municipales celebradas hoy en Francia, según sondeos a pie de urna de este 1er. test electoral para el presidente, François Hollande, desde su llegada al Elíseo en mayo de 2012.
Las listas de la derecha obtuvieron el 45% de los votos y las de la izquierda un 40%, mientras que el ultraderechista Frente Nacional se hizo con un destacado 7%, la extrema izquierda con el 1%, y el resto de listas obtuvo el otro 7%, según cifras del instituto OpinionWay al cierre de los colegios electorales.
La 2da. ronda se celebrará el próximo domingo 30/03. En total, cerca de 45 millones de votantes, incluidos 280.000 ciudadanos de la UE, están llamados a las urnas para elegir a los alcaldes y concejales de los cerca de 36.700 municipios del país, puestos para los que se han inscrito 926.068 candidatos.
En las municipales de 2008, cuando la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) estaba en el poder, la izquierda obtuvo el 49,34% de los votos y la derecha un 47,55%, por lo que en esta ocasión, de confirmarse las cifras, se ha vuelto a cumplir la tendencia del voto de sanción contra la mayoría vigente.
En las elecciones de hace 6 años, votó al término de la jornada un 66,54% del censo en la 1ra. vuelta y un 65,20% en la 2da.
En estos comicios se eligen a los miembros del consejo municipal de los cerca de 36.700 ciudades y pueblos galos, pero los resultados determinan el nombre del alcalde, puesto que corresponde al que encabeza la lista vencedora.
Le Pen
El renovado mensaje populista y antisistema de Le Pen, que en las últimas presidenciales ya logró el 18% de los sufragios, sigue convenciendo a un número cada vez mayor de franceses; además de alcanzar porcentajes inéditos en docenas de ciudades grandes y medianas, la extrema derecha logra forzar numerosas batallas triangulares con el Partido Socialista (PS) y la Unión por un Movimiento Popular (UMP) en el 2do. turno, obligando así a los grandes partidos a decidir si llaman o no a votar por su rival para frenar a la extrema derecha, que en las municipales de 2008 no había logrado una sola alcaldía.
El líder de la UMP, Jean-François Copé, que reivindicó la victoria de los suyos, se refugió en la táctica conocida como “ni-ni”, y dijo que su partido “no pedirá jamás el voto para los socialistas y tampoco para la extrema derecha”. Por su parte, la portavoz del Gobierno socialista, Najat Vallaud-Belkacem, anunció que el PS “hará cuanto sea necesario” para impedir que la ultraderecha conquiste ciudades dentro de siete días.
Marine Le Pen no tardó en salir a escena para certificar “el fin del bipartidismo francés”, y afirmar que el resultado parcial muestra un “espectacular crecimiento del Frente Nacional, que se convierte en una gran fuerza autónoma, no solo nacional sino también local”.
El FN presentaba solo 597 listas electorales; siendo la cifra más alta alcanzada en unas municipales en los 42 años de vida del partido, solo cubren un tercio del censo total. Unos 44,8 millones de electores estaban llamados a elegir a los alcaldes y concejales de los 36.700 municipios del país. Le Pen había previsto conquistar alcaldías en una quincena de ciudades pequeñas y medianas, y un millar de concejalías. La victoria en la primera vuelta de su candidato en Hénin-Beaumont, en plena cuenca minera del norte, es un símbolo de gran pujanza política.
Abstención
La segunda noticia más llamativa fue la elevada tasa de abstención, que subió hasta el 39,5%. La participación estimada apenas superó el 60%, de largo el dato más bajo de los últimos 40 años en un primer turno de unas municipales. Hace seis años, la participación se situó en el 66,5%. Aunque los comicios locales son los más populares tras las presidenciales, la escasa movilización, sobre todo de los electores de izquierda, se convirtió en un factor decisivo. Martine Aubry, alcaldesa de Lille, simbolizó la caída del PS al perder 10 puntos respecto a seis años atrás, aunque logra el 35% de los votos.
Según las estimaciones, los socialistas reciben un duro golpe en París, donde la favorita, la franco-española Anne Hidalgo, solo lograría ser segunda por detrás la candidata de la UMP, Nathalie Kosciusko-Morizet. La segunda ciudad del país, Marsella, es la gran catástrofe socialista: el PS aspiraba a desbancar al candidato de la derecha pero llega en tercer lugar con un 20%, tras la UMP (40%) y el FN (22%).
La victoria parcial y global de los conservadores ofrece una lectura en clave nacional: se trata de un evidente revés político para François Hollande, que tras pasar 22 meses en el Elíseo es el presidente más impopular de la V República. La última torpeza cometida por su Gobierno, al negar primero y admitir después que estaba al corriente de las escuchas judiciales realizadas a Nicolas Sarkozy, ha sido el colofón a dos años de desconcierto, errores y vaivenes. En enero, Hollande abandonó el discurso y la estrategia que le llevaron a ganar las presidenciales y abrazó sin rubor las recetas neoliberales ofreciendo un pacto por el empleo a la patronal y un recorte del gasto público de 50.000 millones en tres años.
El centro-derecha no llegaba a la cita en una situación especialmente boyante, pues la UMP está dividida, sin líder claro y asediada por la impresionante sucesión de escándalos conocida en las últimas semanas: presunto desvío de fondos del presidente del partido, Copé; grabaciones piratas del asesor áulico Patrick Buisson a Nicolas Sarkozy mientras este estaba en el Elíseo, y escuchas judiciales al exjefe del Estado, implicado en seis casos de corrupción.
Una de las incógnitas es saber si la furibunda carta publicada el jueves por Sarkozy en Le Figaro, en la que comparaba al poder socialista y a los jueces con la Stasi y acentuaba su deriva berlusconiana, ha galvanizado el voto de los electores conservadores.
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