Venezuela, la otra cara del relato
“Los venezolanos que tenemos memoria de lo que pasó en los 70 y en los 80 vemos con mucha tristeza la posición que adoptó América latina. Los argentinos, los chilenos, los uruguayos saben que Venezuela era un país que dio cobijo, dio refugio a quienes eran perseguidos por las juntas militares de muchos países de América latina. Muchos de estos líderes políticos y sus familias han regresado a sus países y los demócratas en Venezuela ven con perplejidad y tristeza el silencio de América latina y, en algunos casos, como Argentina o Brasil, no es el silencio, sino el entusiasmo automático, el apoyo automático al presidente Chávez durante 14 años. No hubo una sola vez en que oímos un comentario o una crítica al presidente Chávez y lo mismo está ocurriendo con el presidente Maduro. Es esperable que esto sea así en naciones como Argentina por razones que ustedes entienden mejor que yo, pero es lamentable verlo en otros gobiernos, particularmente en el gobierno de Brasil, donde su presidenta Rousseff ha dicho muchas veces que fue perseguida por el gobierno militar, fue torturada por el gobierno militar, pero ahora, cuando hay jóvenes que muchos de ellos son Dilma Rousseff en Venezuela, Dilma Roussef no ha dicho una sola palabra acerca de la brutal represión que está ocurriendo. Y creo que ha tomado esta posición por una combinación de simpatía, conveniencia y distracción.” Moisés Naím, escritor venezolano, el jueves en Radio Mitre.
POR JORGE LANATA
POR JORGE LANATA
Lo que se ve en Caracas es a fuerzas de seguridad y grupos parapoliciales reprimiendo manifestaciones de la población civil. Muchas armas contra algunas pocas piedras. Se ve un Estado que, de democrático, sólo conserva el haber tenido un triunfo electoral en una jornada de elecciones cuestionadas. Hasta la categoría de Guillermo O’Donnell –“democracia de baja intensidad”– le queda grande: la de Venezuela no es una democracia detrás de un vidrio oscuro; es una corporación sin división de poderes frente a la que sólo queda obedecer. “En sus 14 años de mandato, el gobierno chavista ha ido construyendo un armazón coraza del sistema, aparentemente invulnerable –escribe Miguel Angel Bastenier en el diario El País–. Hay una milicia bolivariana de 120.000 voluntarios a los que se da instrucción paramilitar con armamento moderno que podría parecer un Ejército bis por si a éste se le diera por desmandarse. Y en una versión más de barrio están los llamados ‘colectivos’, bandas de militantes extremos que patrullan e intimidan. (…) Para disfrute del estamento armado existen Bancofanb, institución financiera al servicio del Ejercito, Construfanb, otro tanto en el campo de la construcción; salió recientemente al aire una TV militar y completa la galería de sinecuras la UNEFA, Universidad Nacional Experimental de las FF.AA. En menos de un año, Maduro ha nombrado a casi 400 oficiales en cargos de alta responsabilidad fuera del ámbito castrense; 11 ministros y 10 viceministros son militares; no sólo en Seguridad y Defensa sino en todos los sectores de la economía, más Industria, Energía eléctrica y Alimentación (…) A este bastión central se añaden, ya más en la periferia, 30 o 40 mil cubanos, asesores y profesionales”.
Los “colectivos” a los que se refiere Bastenier nacieron en los tiempos de Hugo Chávez y han servido durante quince años para sembrar el terror. Fueron los autores de saqueos e incendios durante el zafarrancho de golpe de 2002, son los que, al sonido de la diana, recorren los barrios armados y en motocicletas el día de elecciones arriando a los votantes. Hay quienes sostienen que, previsiblemente, ya nadie maneja los “colectivos”: actúan por su cuenta y caminan por la cornisa entre los delitos comunes y políticos.
Venezuela lleva semanas viviendo literalmente a oscuras: gran parte del país permanece sin energía eléctrica durante horas y se ha decretado un toque de queda civil. Nadie sale a la calle después de las 19 horas. Desde septiembre del año pasado, ya no forma parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos luego de que el organismo denunciara el deterioro de la democracia en el país. “La Comisión y la Corte lamentablemente degeneraron (sic), se creen un poder supranacional, se creen un poder por encima de los gobiernos legítimos del continente”, dijo Maduro.
En medio del caos, el gobierno llevó a cabo una nueva devaluación que se niega a admitir: el dólar oficial paso de 6,3 a 11,7 bolívares. El paralelo –la “lechuga verde”– ronda entre los 90 y 100 bolívares y el euro asciende a 120 bolívares. Venezuela se encuentra en el puesto número 116 entre 180 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2014 de Reporteros sin Fronteras. El gobierno intervino las redes sociales, la empresa oficial CANTV bloqueó el acceso a imágenes de Twitter, algo que confirmó el portavoz de la red social, Nu Wexler, quien recomendó a los usuarios una alternativa para seguir recibiendo información por mensaje de texto: “Para que los usuarios bloqueados en Venezuela sigan recibiendo notificaciones vía SMS de cualquier fuente de Twitter. Envíe SEGUIR (usuario) al 89338”. El canal de noticias colombiano NTN24 fue sacado del aire por mencionar las reivindicaciones de la oposición. La inflación fue del 56,2% en 2013 y se proyecta para este año en un 75%. La escasez de enero, según el propio Banco Central, fue de 28%.
“Ciudadanos en estado de caza-recoleccion”, definió en su blog el economista Angel Alayon, refiriéndose al acaparamiento de productos y las colas de horas para conseguir insumos básicos. “En el estado de Táchira, fronterizo con Colombia, los ciudadanos no sólo deben realizar largas horas de cola para comprar alimentos sino que hay restricciones locales especiales: tienen que comprar gasolina con un chip y el resto de los productos presentando su documento personal, y cuentan con topes o cuotas de compra debido al contrabando de extracción de Colombia”, le relata a Clarín el periodista Albinson Linares. Las protestas públicas siguen en aumento y nada indica que vayan a detenerse: el gobernador de Carabobo, Francisco Ameliach, escribió en Twitter: “@AmeliachPSUV: UBCH a prepararse para el contraataque fulminante. Diosdado dará la orden” . UBCH significa “Unidades de Batalla Hugo Chávez”, y Diosdado es el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Venezuela, claro, también tiene su Relato. En septiembre pasado, se realizó en Caracas el foro “Neolengua, polarización y reconciliación en Venezuela”, organizado por el IPyS (Instituto Prensa y Sociedad). “Newspeak” o neolengua es un concepto utilizado por Orwell en la novela “1984” y describe el lenguaje propio que crean los regímenes totalitarios: el objetivo de ese lenguaje no es reflejar la realidad sino construirla. Veamos algunos ejemplos cuyo eco resuena en la Argentina: Sabotaje intencional (en lugar de “fallas de mantenimiento”).
Plan de Ordenamiento de Uso y Administración de Seguridad del Sistema Eléctrico (en lugar de “recorte y racionamiento”); Mecanismo cambiario alternativo (en lugar de “devaluación del bolívar”); Cuarta República, felicidad social, parlamentarismo de calle, hegemonía comunicacional, poder popular, etc.
La “metalengua” de Maduro es distinta: no sólo se limita a confundir penes y panes; a la Torá, el libro sagrado de los judíos, lo llama el Tarot. Para hablar de algo difícil dice que es como buscar “una aguja en un panal”, y cuando alguien desde el entorno le corrije “pajar”, responde: “Bueno, panal, pajar, es igual de difícil encontrar la aguja”. Le pidió a una médica que pusiera un telescopio (estetoscopio) en el corazón y habló de las dos mitades en las que está dividido el país: “Una mayoritaria y otra que es minoría”, recuerda Paulina Gamus, ex miembro de la Asamblea Nacional.
Esto es lo que el gobierno argentino defiende, esto es lo que la OEA se resiste a condenar.
Investigacion: JL/ María Eugenia Duffard/ Amelia Cole.
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