#ArgentinaDebate Lo que menos se discutieron fueron ideas: Mauricio Macri ganó el debate de las chicanas
A pesar de haber sido Daniel Scioli el más votado el 25 de octubre, daba la sensación de que Mauricio Macri tenía más para perder, ya que las encuestas lo dan como favorito pensando en el balotaje. Concluido el histórico y tan ansiado debate presidencial, algo está claro: nada se modificó. Puede haber habido un ganador, pero no demasiado imponente como para revertir los números o como para estirar una diferencia.
Fue una hora y cuarto de puras chicanas, acusaciones y cruces que, de a ratos, giraron en la órbita de la tensión. El nuevo esquema de Argentina Debate establecía que los candidatos podían hacerse preguntas y repreguntas. Hubo un patrón definido:ninguno de los dos respondió nada.
Macri, para sorpresa de muchos (o de todos), salió bastante más combativo de lo que se lo venía observando durante la campaña. Sólo tardó un minuto y medio en reprocharle a Scioli no haberse presentado en el debate del 4 de octubre. "Como yo tengo un compromiso con la democracia, estoy acá más allá de que vos no viniste", le recordó.
Cuando Scioli se negó a debatir la primera vez la explicación tenía su lógica: estaba ganando y no pretendía poner en riesgo el buen posicionamiento que obtuvo tras las PASO. Incluso hasta se manejaba la posibilidad de que ganara en primera vuelta. Tal vez le haya jugado en contra su ausencia. Su iniciativa para este nuevo debate lo ayudó en su búsqueda por redimirse, pero no logró aprovecharlo por completo.
Ahora pareciera que Macri llega mejor parado a la segunda vuelta y, como aquella lógica indicaría, podría haber especulado, pero aún así prefirió exhibirse batallador en lugar de adoptar una postura expectante. Para Scioli fue demasiada sorpresa en el comienzo, donde se mostró tambaleante y nervioso, inexperto en este tipo de formatos, ya que era la primera vez que participaba de un debate.
Macri intentó siempre ponerlo del lado del Kirchnerismo: lo vinculó con Carlos Zannini, su candidato a vicepresidente, con Aníbal Fernández, quien figuraba en su boleta cuando buscaba ser su sucesor en la provincia de Buenos Aires, con Milagros Sala yAxel Kicillof. Lo increpó en varias oportunidades con el argumento de la ineficacia en su gestión de los últimos ochos años. "El Gobierno que más devaluó en el mundo fue el de Cristina Kirchner, que pasó el dólar de 8 a 15 pesos. Vos hablás de devaluación. ¿Por qué no te preocupaste antes?", le enrostró Macri.
"Que el ingeniero Mauricio Macri no se confunda, porque vino a debatir conmigo, que no pierda el tiempo en debatir con un gobierno que termina el 10 de diciembre", sostuvo Scioli en un insoslayable intento por despegarse del Kirchnerismo. Ese Kirchnerismo con el cual se arropaba cada vez que le convenía, como cuando valoró la creación de Procrear, y se desentendía cuando Macri enfatizaba sobre los aspectos negativos de los últimos años, como manipular los números de la inflación o la pobreza.
Sin duda, el mejor momento de Scioli llegó con la discusión sobre la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico, pero no por un proyecto propio, sino por una embestida contra su rival. "No pudiste solucionar el conflicto con los trapitos. ¿Vos te pensás que la gente va a creer que vas a solucionar el tema del narcotráfico?", le dijo el candidato del Frente para la Victoria. Un golpe directo al mentón, que dejó a Macri sin reacción y dubitativo. También encontró el momento para remarcarle el procesamiento por las escuchas ilegales. Scioli, que intentó insertar las palabras "ajuste" y"devaluación", encontró los réditos por otros frentes.
Así como se repetía la impuntualidad de Scioli, a quien en varias ocasiones los moderadores tuvieron que pedirle que terminara con su exposición respetando los límites de tiempo, resultó asombrosa la precisión de Macri, acostumbrado a los debates, dado que participó en siete desde que arrancó su carrera política. Por esta razón, el candidato de Cambiemos estuvo más cómodo y el oficialista, más inquieto.
En el ida y vuelta de chicanas, cruces y acusaciones, ninguno de los dos respondió nada ni fue concreto con las propuestas: Scioli, al igual que en la campaña, sólo se enfocó en reprocharle no haber apoyado la estatización de Aerolíneas Argentinas y la expropiación de YPF. No supo hablar de sus ideas. Macri, que lo acusó por la campaña del miedo y se preocupó por exponerlo por formar parte del Kirchnerismo desde hace 12 años, tampoco fue preciso en sus propuestas ni respondió a las preguntas, pero al estar mejor posicionado para el 22 de noviembre, se fue a dormir tranquilo.
Cuando un boxeador intenta arrebatarle el título mundial a su rival debe noquearlo, casi indefectiblemente. Es prácticamente imposible que pueda ganarle por puntos. En la Facultad de Derecho ocurrió algo similar: Macri, que salió segundo el 25 de octubre, hoy estaría más cerca del sillón de Rivadavia. Por eso Scioli necesitaba el debate, donde debía buscar la forma de cortar la diferencia que, según las encuestas (¿todavía confiables?), lo da 8 puntos abajo. Eso no sucedió. No obstante, tampoco pasó sobresaltos ni quedó mal parado indisimuladamente, pero daría la sensación de que su performance terminó siendo insuficiente, aunque también puede rescatar que Macri no logró despegar, lo que aún mantiene abierta la carrera.
Macri, para sorpresa de muchos (o de todos), salió bastante más combativo de lo que se lo venía observando durante la campaña. Sólo tardó un minuto y medio en reprocharle a Scioli no haberse presentado en el debate del 4 de octubre. "Como yo tengo un compromiso con la democracia, estoy acá más allá de que vos no viniste", le recordó.
Cuando Scioli se negó a debatir la primera vez la explicación tenía su lógica: estaba ganando y no pretendía poner en riesgo el buen posicionamiento que obtuvo tras las PASO. Incluso hasta se manejaba la posibilidad de que ganara en primera vuelta. Tal vez le haya jugado en contra su ausencia. Su iniciativa para este nuevo debate lo ayudó en su búsqueda por redimirse, pero no logró aprovecharlo por completo.
Ahora pareciera que Macri llega mejor parado a la segunda vuelta y, como aquella lógica indicaría, podría haber especulado, pero aún así prefirió exhibirse batallador en lugar de adoptar una postura expectante. Para Scioli fue demasiada sorpresa en el comienzo, donde se mostró tambaleante y nervioso, inexperto en este tipo de formatos, ya que era la primera vez que participaba de un debate.
Macri intentó siempre ponerlo del lado del Kirchnerismo: lo vinculó con Carlos Zannini, su candidato a vicepresidente, con Aníbal Fernández, quien figuraba en su boleta cuando buscaba ser su sucesor en la provincia de Buenos Aires, con Milagros Sala yAxel Kicillof. Lo increpó en varias oportunidades con el argumento de la ineficacia en su gestión de los últimos ochos años. "El Gobierno que más devaluó en el mundo fue el de Cristina Kirchner, que pasó el dólar de 8 a 15 pesos. Vos hablás de devaluación. ¿Por qué no te preocupaste antes?", le enrostró Macri.
"Que el ingeniero Mauricio Macri no se confunda, porque vino a debatir conmigo, que no pierda el tiempo en debatir con un gobierno que termina el 10 de diciembre", sostuvo Scioli en un insoslayable intento por despegarse del Kirchnerismo. Ese Kirchnerismo con el cual se arropaba cada vez que le convenía, como cuando valoró la creación de Procrear, y se desentendía cuando Macri enfatizaba sobre los aspectos negativos de los últimos años, como manipular los números de la inflación o la pobreza.
Sin duda, el mejor momento de Scioli llegó con la discusión sobre la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico, pero no por un proyecto propio, sino por una embestida contra su rival. "No pudiste solucionar el conflicto con los trapitos. ¿Vos te pensás que la gente va a creer que vas a solucionar el tema del narcotráfico?", le dijo el candidato del Frente para la Victoria. Un golpe directo al mentón, que dejó a Macri sin reacción y dubitativo. También encontró el momento para remarcarle el procesamiento por las escuchas ilegales. Scioli, que intentó insertar las palabras "ajuste" y"devaluación", encontró los réditos por otros frentes.
Así como se repetía la impuntualidad de Scioli, a quien en varias ocasiones los moderadores tuvieron que pedirle que terminara con su exposición respetando los límites de tiempo, resultó asombrosa la precisión de Macri, acostumbrado a los debates, dado que participó en siete desde que arrancó su carrera política. Por esta razón, el candidato de Cambiemos estuvo más cómodo y el oficialista, más inquieto.
En el ida y vuelta de chicanas, cruces y acusaciones, ninguno de los dos respondió nada ni fue concreto con las propuestas: Scioli, al igual que en la campaña, sólo se enfocó en reprocharle no haber apoyado la estatización de Aerolíneas Argentinas y la expropiación de YPF. No supo hablar de sus ideas. Macri, que lo acusó por la campaña del miedo y se preocupó por exponerlo por formar parte del Kirchnerismo desde hace 12 años, tampoco fue preciso en sus propuestas ni respondió a las preguntas, pero al estar mejor posicionado para el 22 de noviembre, se fue a dormir tranquilo.
Cuando un boxeador intenta arrebatarle el título mundial a su rival debe noquearlo, casi indefectiblemente. Es prácticamente imposible que pueda ganarle por puntos. En la Facultad de Derecho ocurrió algo similar: Macri, que salió segundo el 25 de octubre, hoy estaría más cerca del sillón de Rivadavia. Por eso Scioli necesitaba el debate, donde debía buscar la forma de cortar la diferencia que, según las encuestas (¿todavía confiables?), lo da 8 puntos abajo. Eso no sucedió. No obstante, tampoco pasó sobresaltos ni quedó mal parado indisimuladamente, pero daría la sensación de que su performance terminó siendo insuficiente, aunque también puede rescatar que Macri no logró despegar, lo que aún mantiene abierta la carrera.
Por Gustavo Rodríguez - @GusLRodri
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