El asesor de Nisman, entre la "decepción" y la custodia de Gendarmería
Es un hombre clave a la hora de resolver el misterio que gira en torno a la muerte del fiscal Alberto Nisman. El colaborador informático de la Unidad Fiscal AMIA, Diego Lagomarsino, está pasando por el que puede ser uno de los peores momentos de su vida. “Nisman me defraudó”, aseguró.
No puede hablar. La fiscal Viviana Fein se lo pidió expresamente. Por eso, en un breve diálogo con la revista Noticias, el hombre que está en boca de todos explicó: “Estoy bajo secreto de sumario, me pidieron que no diga nada”.
Sin embargo, entre sus allegados, sostiene: “No soy agente de la SIDE, laburo como mucha gente normal, no sé ni dónde queda la SIDE”.
Lagomarsino estuvo “desaparecido” durante buena parte de la jornada. Por lo menos, así lo entendió la fiscal Viviana Fein, quien ordenó a Migraciones que le impeda salir del país.
El asesor apareció ni bien se difundió la noticia. Llamó a Fein y le dijo que estaba en la casa de un amigo, que al igual que siempre continuaba a disposición de la Justicia. Fein lo buscaba para indicarle que debería ampliar su declaración testimonial.
¿Cuál fue su pecado? Lagomarsino podría haber sido uno de los tantos colaboradores de Nisman, si no fuera por un hecho central: es el dueño del arma Bersa calibre .22 que le prestó al fical, argumentando medidas de “seguridad personal”. El sábado por la tarde, el hombre se la alcanzó al departamento. Un día después, apareció muerto de un tiro en la sien.
Según pudo reconstruir Noticias, los días de Largomasino son grises. Está depresivo. Mira dibujos animados para no verse en los noticieros.
Le molestó cuando se dijo que cobraba 40 mil pesos. El asesor le explicó a su entorno que comenzó en la fiscalía en el año 2007, con un sueldo de 6 mil pesos. “Como era responsable inscripto me descontaban IVA, ganancias e ingresos brutos, me quedaban como tres lucas”, le habría explicado a su entorno, que le informó sobre el rumor que circulaba.
Custodia. Durante las horas que la fiscal no podía dar con Lagomarsino, al mediodía del viernes, en el despacho de Fein se vivió cierta tensión. Sabían, además, que el hombre clave en la investigación no tenía seguridad alguna, y la fiscal se encargó de confirmar ese trascendido: la última persona que vio con vida al fiscal no tenía custodia ni protección alguna. Por eso, a última hora del día, se conoció que efectivos de la Gendarmería nacional fueron designados como custodios personales de Lagomarsino.
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