Un allegado a Francisco vuelve a marcar diferencias con Macri

Después de la brevísima y friccionada cita con Mauricio Macri, el Papa se encerró en el Vaticano durante cuatro días con un grupo de obispos latinoamericanos y tres dirigentes laicos. Uno de ellos fue el abogado católico Juan Grabois, quien tiene trato directo y casi familiar con Francisco. Líder de una confederación de trabajadores precarios (la CTEP), Grabois piensa que las diferencias entre el presidente y el Papa exceden largamente lo personal y refieren a miradas políticas, económicas y humanitarias antagónicas.


Por Andrés Fidanza 

De perfil bajísimo, Grabois aclara casi como un latiguillo que él no habla en nombre del Papa, aunque Francisco lo tenga entre sus interlocutores preferidos a la hora de tomar la temperatura social de la Argentina. Durante los cuatro días que duró la asamblea plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina, en la que se debatió sobre el rol de los laicos en la Iglesia, Grabois paró en el Vaticano.
“El mensaje del Papa trasciende a Macri. Hay una incompatibilidad entre los valores cristianos que promueve Francisco y los del capitalismo más insensible, posmoderno y neoliberal”, opina Grabois, uno de los impulsores de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, un espacio de trabajadores precarizados (cartoneros, vendedores ambulantes, campesinos, costureros, artesanos y obreros de empresas recuperadas), que reúne a más de 10 mil cooperativistas. 
Además de ser una organización apadrinada por el Papa, la CTEP fue una de las más activas en la protesta contra la detención de Milagro Sala. “Mientras acá bajan las retenciones a la minería, el Papa saca una encíclica ambiental. Arreglan con los buitres, y Francisco condena el endeudamiento y la usura. Además, reivindica el rol de los sectores populares y las organizaciones de los más pobres, a los que acá se reprime. No es personal. Es un tema de distintas orientaciones de proyectos de civilización”, explica Grabois. 
Sobre las duras críticas de Elisa Carrió a Francisco, considera que Lilita cumple un rol acordado con el macrismo. “Es cínica: intentó hacer campaña usando al Papa; se postula como honesta y está lejos de ser un ejemplo de austeridad. Es funcional a sectores conservadores”, asegura. 

Pero lo que más le molesta a Grabois no es lo que diga Carrió: es que los obispos no la desmientan. Según él, “callan por miedo”.

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