Con el objetivo de cambiar la imagen, Macri anunciará beneficios sociales
Mauricio Macri intentará convencer a su auditorio más hostil. En la apertura de sesiones del 1º de marzo, con un discurso de 45 minutos, el presidente anunciará beneficios para sectores sociales medios y bajos. Así buscará compensar el clima inflacionario, los despidos estatales y privados, la devaluación y la quita de retenciones a la minería y al agro. Casi por primera vez en 80 días de gobierno, Macri tratará de hacer dudar a los que se encuentran a un paso de consolidar sus prejuicios sobre el Gobierno.
Si bien el equipo del jefe de Gabinete Marcos Peña quiere mantener el efecto sorpresa del discurso, los anuncios de Macri serían la ampliación de la Asignación Universal por Hijo para los monotributistas y el descuento del IVA de la canasta básica para los beneficiarios de planes sociales.
Ambas medidas están en agenda desde la campaña, y en las últimas semanas la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, apuró el trabajo coordinado con el Ministerio de Hacienda (por la quita del IVA) y con Anses y Trabajo, para pulir detalles sobre la AUH. El resultado de esos cruces ya fue remitido a la tribu comunicacional de Peña.
“Nos cuesta convencer a cierta clase media y a las organizaciones sociales”, afirma uno de los funcionarios que mete mano en el speech del Presidente. Hijo de la patria contratista y heredero de uno de los mayores grupos empresarios, Macri arrastra esa desconfianza desde que se metió en política, hace 15 años. En la campaña presidencial los focus group del PRO volvieron a revelar el dato, y un reciente informe de Ibarómetro lo confirmó.
Según la encuestadora, un 45% de la población cree que el macrismo favorece a la clase alta. Y algo más: en febrero, a pocos días para que empiecen las clases y las paritarias, la preocupación por la economía desplazó a la inseguridad.
Ni siquiera el anuncio de la suba del mínimo no imponible pareció conformar al sector sindical más afín al Gobierno. Si bien evitaron hacer críticas estridentes, las tres CGT (las de Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo) se agruparon con eje en el tema del impuesto a las ganancias.
Para el núcleo propio, un universo que mantiene en carne viva su enfrentamiento con el kirchnerismo, Macri también dedicará un gesto. En contra de la tesis del asesor Jaime Duran Barba, quien proponía dejar de “revolver la basura”, los primeros 20 minutos del discurso harán foco en el famoso lastre recibido. Será una concesión al reclamo de los aliados radicales, funcionarios propios (como el ministro del Interior, Rogelio Frigerio), algunos periodistas y gran parte de su base electoral.
Para graficar el “desastre” heredado, Macri no abundará en cifras, porcentajes ni macroeconomía. Apelará a un par de ejemplos bien visuales: el deterioro de un hospital público o una escuela anunciada, pero nunca construida.
Así, el Presidente tratará de contener a dos públicos: el incondicional y el que sospecha. A riesgo de no colmar las expectativas de ninguno, al menos lo intentará.
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